Y sigo aqui...

He estado tan animada últimamente a pesar de ciertas cosas que me han pasado. Hace dos semanas estaba deseando estar internada, realmente deseaba dormir y no despertar porque sentía que ya no podía más con mi vida. Después empecé a encontrar ánimo en la gente, ánimo en mi misma, ganas de vencer lo que fuera, aunque seguía sintiendo el corazón oprimido por la falta de mi amor. Yo ya estaba resignada al fin definitivo de la relación, estaba decidida a seguir adelante sin él y aún así intentar ser feliz... y lo que menos esperé: por supuesto que volvió, por lo menos en las películas y en las novelas siempre es así, y en esta ocasión en la vida real también lo fue.

Y entonces si ya tenía ganas pues mis ganas se triplicaron, estaba siendo feliz de nuevo, agradeciéndole a Dios por darme fuerza y por regresarme algo que tal vez no merezco. Y así iba yo pensando al día siguiente de reencontrarnos, iba manejando tan contenta a mi casa, cantando, sonriendo... y cuando menos me lo esperaba se pasa una camioneta el semáforo en rojo y entonces yo solo sentí el golpe y las vueltas y no supe que pasó. No perdí el conocimiento, solo estaba confundida y tremendamente asustada. Me bajé de mi carro y me sentaron en la banqueta, le hablé a mis papás y a mi novio y despues de lo que yo sentí una eternidad por fin llegaron. Me tuvieron que llevar en ambulancia al hospital, me internaron porque estaba golpeada y mi cuello estaba fracturado y mi cara con algunas cortadas. De mi carro ni hablar, no tiene arreglo, fue pérdida total, y solo tenía una semana con él.

Y los fierros que importan, el día de hoy estoy en mi casa, arreglándome para salir con mi novio y ni siquiera ha pasado una semana desde el accidente. Dios me abrazó con fuerza en ese momento, de eso no tengo ninguna duda, todas las personas que vieron el estado de mi carro están sorprendidas de verme entera. Y todavía mejor, estar en reposo no me deprimió, estaba yo tan contenta de estar viva... que ironías de la vida.